martes, 24 de abril de 2012

No hay más ciego que aquel que no quiere ver...

Muchas veces oímos este dicho tan popular y tan de moda en nuestra sociedad… pero pocas veces nos paramos a pensar lo que realmente significa…

No sé si la terquedad puede conmigo, si la esperanza es lo que me mueve o que es lo que me pasa… pero lo cierto es que mientras más daño me hace la gente más me engancho con ellas… Idiota, puede… pero me pueden los recuerdos, las señales (esas que creo ver pero que con los hechos de las otras personas se van por el sumidero)...

Sobre todo...



Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero cuando acaban con todas tus esperanzas… no hay ventana, puerta, rendija, por la que pueda pasar ese rayito de luz que te la dé.

Duele...



Quizás sea cierto eso que dicen que el tiempo pone cada cosa en su lugar… sólo que el lugar no siempre es el que queremos, es el que nos toca… Quizás en el destino no esté solucionar las cosas, quizás lo que el destino nos depara es el olvido, el olvido de lo vivido, de lo que sentimos, de lo que quisimos, de lo que aún, cuando ha pasado tiempo añoramos, deseamos recuperar…

En fin creo que en esta etapa de mi vida, es hora de hacerle caso a Paulo Coelho “…¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El repetir "tu película personal" para darle y darle al asunto. Lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no dejas ir? ¿Posibilidades de regresar? ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron?
Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático….”

Con todo esto solo he llegado a la conclusión de que...


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